Somos conscientes de la importancia del apego en los primeros años de nuestra vida, y hay estudios que lo demuestran. Por eso en Txikileku cuidamos especialmente esos detalles de muestras de cariño, atención y afecto, de todo el personal hacia los peques. Porque aquí somos sus figuras de apego.
John Bowlby fue un psicólogo que dedicó parte de su vida a trabajar en instituciones con niños que habían sido privados de la figura materna. De su experiencia y conocimientos formuló la teoría del apego.
El apego es el vínculo emocional desarrollado entre el bebé y sus tutores, ya sean sus padres u otros cuidadores.
Está científicamente probado que un bebé necesita tanto el calor humano como la energía que le aportan la leche y las primeras papillas.
En los primeros años de vida el niño necesita un ambiente que facilite los primeros vínculos de apego, y en el que se sienta protegido, y cuidado.
Este vínculo emocional es indispensable para el desarrollo de la personalidad.
Hablamos de apego seguro cuando el bebé está seguro de las muestras de protección, cariño y disponibilidad que recibe de la figura de apego. Así desarrolla un concepto positivo y confiado de sí mismo. Y se crean relaciones más estables y satisfactorias.
El apego proporciona la seguridad emocional que necesita el niño, el bebé en sus primeros meses de vida, necesita sentirse protegido y aceptado de forma incondicional.
El bebé nace con un repertorio de conductas encaminado a mantener la proximidad con la madre, padre, cuidador, con su figura de apego. Las sonrisas, la succión, el llanto, el balbuceo, o la necesidad de ser acunado responden a su forma de vincularse con sus padres o cuidadores. Es así como se crea el vínculo emocional, el apego.
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